Spiderman: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad

Tras más de veinte años de un largo y sufrido proceso de desarrollo, con numerosos parones e idas y venidas, la cinta Spiderman (Sam Raimi, 2002) llegaría a materializarse tras varios guiones escritos y un amplio abanico de directores contemplados para su dirección. Finalmente, la espera valdría la pena, pues el filme se convertiría en un clásico pionero del cine de superhéroes.

Peter Parker, un aplicado pero inadaptado estudiante de instituto sufre una mordedura de una araña en una visita al centro Oscorp con su grupo escolar. Se trata de un lugar en el que experimentan con la posibilidad de aplicar las capacidades de algunos insectos a los humanos y, en cierta forma, Parker sirve como un sujeto de pruebas de forma accidental para ello. Obtiene con ello unos poderes sobrenaturales que le permiten enfrentarse a situaciones impropias de alguien como él. Sus compañeros de clase son testigos de ello. 

La pérdida de su tío Ben supone un antes y un después en su vida, y esto hace que se tome la justicia por su mano; seguramente dejándose llevar en exceso por los sentimientos.

Al mismo tiempo, su relación con Mary Jane (una compañera de clase a la que siempre tuvo especial cariño) no para de cambiar. Y, junto a Harry Osborn (su mejor amigo desde la infancia) y su tía May formará parte de su círculo más cercano.

El éxito en taquilla fue abrumador, llegando a superar a Harry Potter y la piedra filosofal en su primer fin de semana, algo que no era para nada esperado. Además, las críticas a la elección de su protagonista, Tobey Maguire, aunque al principio fueron escépticas, finalmente se convirtieron en favorables; consiguiendo convertir a su personaje en una figura memorable que con los años intentaría ser replicada con más o menos acierto.

Finalmente, debo destacar el magistral uso de la banda sonora por parte del genio Danny Elfman y su eternamente carismático tema principal. Si bien es cierto que su dirección, fotografía y hasta vestuario también son notables, su uso de efectos especiales CGI han envejecido peor con el tiempo. Pero, suele ser algo que ocurre cuando se trata de hacer algo nunca antes hecho. Puede que no sean perfectos, pero estamos hablando de una de las primeras — si no la primera — cinta de superhéroes moderna.

A menudo, el éxito implica exprimir al límite el producto que ha funcionado, y tratar de convertirlo en franquicia. Spiderman (Sam Raimi, 2002) no fue menos, y llegó a ser una trilogía que comenzó muy alto y acabó por los suelos con una bastante fallida tercera parte solo salvada por algunos personajes secundarios.

 

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